Políptico de 6 unidades
26,5 x 22,5 con el margen blanco de la propia fotografía c/u
35 x 34 x 4cm con marco blanco en vitrina c/u
Edición 7/15 + 4AP
La artista trabajó en varias de sus obras sobre las imágenes estereotipadas de los nativos de Brasil, tomadas a veces de postales turísticas y otras de documentos etnográficos.
En Historia do Brasil, ilustrada en capítulos, las fotografías de mujeres indígenas son mucho más objetivas que el retrato occidental debido al desgaste y uso. Estas presentan otro tipo de feminidad vinculada a lo natural, enmascaran un rostro andrógino que revela un retrato ligado al artificial, una identidad construida.
Como resultado, ninguna de las dos representaciones, tanto indígenas (relacionadas con lo natural) como occidentales (relacionadas con lo artificial), parecen ser completas. Las primeras están dañadas, muestran con la quebrada la superficialidad, la bidimensionalidad de la imagen. La segunda es opaca, su visión ha sido sustituida por la representación, no se sabe si ve a través de las imágenes o si es cegada por ellas, de hecho, el sujeto ya no puede representarse a sí mismo ni representar al otro en su totalidad.
Es muy claro en su trabajo una serie de replanteamientos que surgieron en la década de 1960 con el surgimiento de movimientos feministas y contraculturales.
Poniendo en tela de juicio las nociones de público y privado. También se cuestionan las relaciones de género, como la vida familiar, la sexualidad, la división del trabajo, la demarcación de las diferencias de roles y género.
