La efervescencia de una ciudad en desarrollo y la riqueza de su cultura, habitualmente se muestran a partir de la creación de sus almas más jóvenes. Ocasionalmente irreverentes pero regularmente caprichosas con sus ideales y motivados con una visión del mundo que les gustaría ver. Impulsados con una energía incansable y pocas veces comprendida por los grandes públicos de su época.
Así en la década de los 80´s Guadalajara, se mostraba una cara innovadora y vanguardista que incluso decidió escindirse de las visiones abstraccionistas que se habían popularizado en el mercado mexicano en mayor medida y que gracias a una visión clara de lo que se deseaba, se volvió a la figuración como forma primordial de representación.
Con el combustible dispuesto era cuestión de tiempo para que una llama se encendiera y así fue. Martha Pacheco, Miguel Ángel López, Salvador Rodríguez, Javier Campos Cabello, Irma Naranjo, Jesus y Gabriel conformaron el TIV, un colectivo que se caracterizó por el uso de trazos poderosos cargados de simbolismo y abiertamente detractores del arte que no comunicaba los intereses y problemáticas de la realidad circundante, una agrupación que revoluciono la escena de forma inconsciente dejando tras de sí una marca ciertamente indeleble en la historia del arte en Jalisco.
El TIV (Taller de investigación Visual) No buscaba la trascendencia de una figura mediáticamente como individuo creador, su búsqueda era más personal e idealista y esto se reflejaba en la firma que se otorgaba a las obras de este colectivo cuya marca TIV se encuentra presente en las composiciones. Sus trabajos mostraban cada uno a su forma que la figuración en la pintura y las manifestaciones performaticas tenían la capacidad de llevar su mensaje a las personas que habitaban los espacios públicos, dando un soplo de aire fresco que logro ser reconocido más allá de nuestras fronteras regionales.