Las pinturas de Zañartu tienen una retórica de lo espontáneo y multiforme, que libera de alguna manera al mundo onírico que provee las imágenes, y por lo tanto, las formas y colores sobre el plano son un hallazgo que se refiere a asuntos que están más allá del mundo visible. Desde miles de kilómetros de distancia, la pintura Vallée Morte de 1948 se conecta con Cementerio Mapuche de Israel Roa desde la dimensión espiritual a la que aluden ambas. Aquí el valle de la muerte está marcado por una fuerte diagonal que divide arriba de abajo. Las formas que se elevan desde el primer plano, principian en referencias cordilleranas o bordes cromáticos que acompañan a las líneas negras que tienden a marcar un centro, que a su vez posee un círculo en su interior. Mientras las líneas marcan direcciones diversas, es valioso ver que el plano de la pintura, del valle en este caso, parece discontínuo y trizado, sin importar si es arriba o abajo.
Las pinturas de Zañartu tienen una retórica de lo espontáneo y multiforme, que libera de alguna manera al mundo onírico que provee las imágenes, y por lo tanto, las formas y colores sobre el plano son un hallazgo que se refiere a asuntos que están más allá del mundo visible. Desde miles de kilómetros de distancia, la pintura Vallée Morte de 1948 se conecta con Cementerio Mapuche de Israel Roa desde la dimensión espiritual a la que aluden ambas. Aquí el valle de la muerte está marcado por una fuerte diagonal que divide arriba de abajo. Las formas que se elevan desde el primer plano, principian en referencias cordilleranas o bordes cromáticos que acompañan a las líneas negras que tienden a marcar un centro, que a su vez posee un círculo en su interior. Mientras las líneas marcan direcciones diversas, es valioso ver que el plano de la pintura, del valle en este caso, parece discontínuo y trizado, sin importar si es arriba o abajo.