Fernández-Pello
Nada muy profundo

Descargar PDF

Dividida en tres partes (Fundación Carlos de Amberes, WE COLLECT y Carabanchel), la exposición sigue como hilo conductor la vida personal del autor desde su nacimiento e infancia hasta su actual relación con los dos polos de desarrollo de la vida artística madrileña: el barrio de Salamanca y el barrio de Carabanchel. Dos extremos de la ciudad que han estado, desde tiempos de Goya, mediados a través de la ambigüedad problemática del arte; a través de sus lugares de exposición y de sus lugares de producción; a través de la diferencia entre lo real y lo real. Empezando por el título, Nada muy profundo plantea al espectador un acertijo, un juego: por un lado se trata de una afirmación banal, simple, indirecta, acerca de la naturaleza del arte como algo superficial, de poca relevancia y de una alta vanidad social. Por otro, se trata de un imperitavo amable, audaz, a cumplir con la obligación poética de nadar hacia lo más profundo de la superficie de las cosas. A partir de esa premisa ambivalente, se construye un relato existencial inverosímil, casi imposible, atravesado por la continúa indefinición profesional del autor quién, como comisario, escultor, profesor, traductor, diseñador, economista, consultor, galerista o coleccionista, no termina de encajar en las categorías previstas por un sistema de validación traumado con la pertenencia al qué.

 “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación” - Historia de dos ciudades (1859), Charles Dickens.

Historia de dos ciudades sigue siendo a día de hoy la segunda novela más vendida de la historia, tan solo detrás del Quijote de Cervantes. Escrita por el británico Charles Dickens, la novela narra la vida en el siglo XVIII entre las ciudades de Londres y París justo en los albores del enorme cambio que supuso la Revolución francesa. En ese contexto, Londres simboliza de algún modo la paz y la tranquilidad, la vida sencilla y orde nada; mientras que París es la agitación, el desafío y el caos; el conflicto entre dos mundos. El viejo régimen que se cae y una modernidad que emerge triunfante. A esto se suman dos aspectos que resuenan con la práctica habitual de Carlos Fernández-Pello. Por un lado está la forma en la que Dickens narra los grandes acontecimientos históricos, de manera indirecta y a través de sus consecuencias en la vida cotidiana de sus personajes. Por otro, está la relación entre los personajes principales, Sydney Carton y Charles Darnay, quienes no solo comparten aspectos personales de la vida de Dickens como el amor a una misma mujer, Lucía, sino que el parecido físico entre ambos, permite que Carton salve hasta en dos ocasiones a Darnay, haciéndose pasar por él y desdoblando su identidad. 

Empezando por el título, la exposición plantea un acertijo: por un lado puedes decidir verlo como una afirmación banal acerca de la naturaleza del arte; como una descripción acerca de su poca relevancia y de su alta vanidad social: nada muy profundo. Por otro, la frase puede leerse como un imperativo, una llamada a cumplir con la obligación poética de nadar hacia lo más profundo de las cosas. Nada muy profundo. A través de una colección de figuras disfrazadas, del reciclaje de restos de obras anteriores y de pequeñas instantáneas de su vida antes de él, Fernández-Pello plantea un relato biográfico tan real como inverosímil. Una novela visual que anuncia el ocaso de una forma de arte comprometida con la poesía y predice el cambio de régimen hacia otro obsesionado con una profunda superficialidad de marca.