En su primera exposición individual en la galería Herrero de Tejada, la artista explora las infinitas posibilidades que emergen al confrontar las exigencias invisibles de nuestro tiempo, tejiendo una reflexión profunda sobre el miedo, la profecía y la identidad. Su práctica artística funciona como un oráculo personal para descifrar e interpretar aquellas señales del mundo que escapan a la comprensión inmediata y en donde las imágenes son un vehículo de traducción preciso y visceral.