Considerada excéntrica de la centralidad evolutiva del arte canario de su tiempo, anacrónica o directamente maldita, provocativa y homoerótica, decadente e iconoclasta, la obra de Cándido Camacho (1951-1992) podría ser sólo un episodio extravagante y malogrado del arte canario de las postrimerías del siglo XX si no enhebrase en su tránsito alguno de los acontecimientos, personalidades, circunstancias, inquietudes intelectuales y políticas, aventuras y empresas culturales más relevantes de dicho periodo en las Islas. Pese a las vicisitudes por las que transcurrirá su existencia, el alejamiento insular, la fragilidad de un proyecto fascinante aunque controvertido que hará dudar de la conservación de sus trabajos en muchas ocasiones, los alejamientos de la moda o las dudas acerca de la pertinencia de su obra, la misma ira formándose y creciendo a partir de un postulado plenamente humanista, el cuerpo, exacerbado, herido, transformado por el impulso sexual, al que acompañará en su tránsito hasta su desintegración espiritual y física.
Carlos E. Pinto
* Obra perteneciente a la Colección Artizar