Guido Bisagni, más conocido como 108 (Alessandria, Italia 1978), es una de las figuras más relevantes del post-grafismo y del abstraccionismo neo-minimalista en Europa. Tras mudarse a Milán en 1997 y obtener una licenciatura en Diseño Industrial por el Politécnico, abandonó las letras tradicionales del grafiti y adoptó el número 108 como pseudónimo, reflejando su interés por la numerología y la filosofía oriental. El número 108 tiene un significado espiritual y simbólico en muchas tradiciones religiosas y filosóficas, representando la totalidad y la infinitud.
Está claro que las formas de 108 hunden sus raíces en lo intangible. Esenciales y, sin embargo, perfectamente elocuentes, son secciones de sombra con bordes irregulares, proyectadas por algo indefinido. No representan nada directamente reconocible, sino que están cargadas de significados pertenecientes a una dimensión liminal.
Lo que permanece inalterado es el predominio del negro, «[...] el color menos armonioso y, sin embargo, por esa razón, cualquier otro color, incluso el más débil, parecerá más fuerte y preciso frente a él». Introspectivo e irracional, con un impacto simbólico y visual incomparable, también expresa formalmente la marcada dualidad de las obras de 108, como plenitud y, al mismo tiempo, vacío.
Toda la obra del artista pretende liberarse de la subordinación de la realidad y liberar la parte más instintiva de su esencia, al menos en el plano de lo inmaterial.
108 es reconocido por sus formas abstractas y misteriosas que aparecen en espacios abandonados de ciudades como Milán, Berlín, Londres, Nueva York y París. Sus obras, caracterizadas por laberintos, árboles muertos y objetos tridimensionales no figurativos, suelen emerger como figuras negras, oscuras y ominosas, elementos que lo han convertido en uno de los principales exponentes del graffiti abstracto. Su arte explora el caos visual y la introspección, con una marcada preferencia por el negro, un color que considera el más poderoso y simbólico.
A lo largo de su carrera, 108 ha exhibido sus obras en numerosas exposiciones internacionales. Entre las más destacadas se encuentran su participación en la Bienal de Venecia de 2007, la Bienal de Arte Urbano de Moscú en 2014, y la exposición colectiva "Mapping the City" curada por Rafael Schacter en la Somerset House de Londres en 2015. Además de la pintura, 108 también se dedica a la escultura, las instalaciones y la música experimental, a menudo bajo el nombre de Larva 108, explorando sonidos que reflejan la misma inquietud presente en sus obras visuales.
Su arte es un viaje hacia el contraste entre formas libres y estructuras geométricas, un equilibrio entre racionalidad e irracionalidad que refleja su exploración interior personal y un constante diálogo con el subconsciente. El trabajo de 108 representa una exploración del lado oscuro e imperfecto de la existencia, una invitación a mirar más allá de la superficie y descubrir los secretos ocultos en el color y la forma.