Marcos Tamargo (Gijón 1982) realiza este primer grabado calcográfico de su carrera entre junio y septiembre de 2013. La obra nace como acompañamiento de los ejemplares preferentes del libro Marcos Tamargo 2007/2013 editado por la Galería Rodrigo Juarranz en octubre de ese mismo año.
La fuente de inspiración es la ópera, en concreto Madama Butterfly de Giacomo Puccini. En esta escena, Madama Butterfly está escondida detrás de unos setos esperando al amado, pues no quiere morir de amor al primer golpe de vista.
En la parte inferior izquierda de la pieza apreciamos un golpe de dripping en rojo. La acción de lanzar la pintura sobre el soporte nos dará la idea de movimiento. El rojo, símbolo de la sangre, del fuego, pero también de la pasión y del amor, simboliza a la propia Madama escondida tras la vegetación.
En un segundo estadio nos encontramos con esa vegetación que la oculta del amado. Esta se crea a partir de simples golpes gestuales con el dedo que arrastrarán la pintura. Las diferentes espigas se coronan con las huellas dactilares del propio artista a modo de flores, haciendo de este modo un guiño al arte rupestre; al origen del arte en el hombre (impronta de manos). Esta vegetación se va diluyendo hacia la derecha de la composición hasta convertirse en la partitura musical de la ópera.
En un tercer estadio, a la derecha de la obra, nos encontramos con una mancha sin forma definida que se va diluyendo hacia la izquierda… Se trata del amado que, al bajar de un barco de vapor y entre el vapor de agua, va gritando “¡Butterfly!, ¡Butterfly!”… Pero no consigue encontrarla…
El cuarto estadio de la obra es el paisaje que cierra la composición. A la derecha, el cielo rojo que parece presagiar el trágico destino de Butterfly y que contrasta con el dripping del ángulo inferior izquierdo. Finalmente, la izquierda de la obra, las montañas que completan la composición y a cuya ladera vemos el mar.
