Obra bidimensional de formato cuadrangular y disposición vertical la que se representa paisaje vegetal, parte de un cactus en plano detalle, donde se destaca la parte de la planta coronada por picos de elevado tamaño y de color beige claro y amarillo, sobre el verdoso y oscuro de la planta. Las formas en diagonal y ligeramente curvadas que genera la planta recuerdan a las formas del erizo, alusión que hace el propio título.
El fondo está aplicado con fundidos en tonalidades verdes y negras, en la parte inferior izquierda el verde claro está aplicado con pinceladas cortas y golpes de color. Sobre esto, formando el cactus, líneas de color amarillo y naranja con pequeñas pinceladas creando esfumatos, de donde salen líneas en las mismas tonalidades.