TRANSLÚCIDOS Un viejo sabio instruía a su joven alumno sobre la idea, de que todos somos el reflejo de lo que hacemos durante nuestra vida. Ante dicha reflexión, el joven aprendiz formuló un mundo en el que todos podamos ser translúcidos y solo ser representados por medio de los elementos cotidianos que utilizamos, consumimos y anhelamos poseer. Pensó que en ocasiones la obsesión, la ambición y la codicia pueden llevarnos a perder el verdadero rumbo de nuestra vida e imaginó ser representado en forma de una bomba de tiempo, en la que el reloj nos muestra que nuestro paso por el mundo es limitado y debemos recapacitar y buscar ser la mejor versión de nosotros mismos mientras tengamos el tiempo para hacerlo. Emmanuel Meneses
