Obra bidimensional de forma rectangular y disposición vertical en la que se representa un retrato, o autorretrato unido a una escena de género. Dicha composición, que ocupa toda la mitad izquierda del cuadro y parte del lado derecho en sentido vertical, muestra las manos y parte de la cabeza de quien, con un espejo poroyecta el momento en otro espejo cuadrado, provocando así una reproducción sin fin de dicha proyección a modo de transpantojo. El efecto creado de cuadro dentro del cuadro, potencia la perspectiva en profundidad sobre marcos rectangulares. El lado drecho del cuadro, aparentemente sin representación, parece formar parte del juego escalonado de rectángulos, recordando la consecución del infinito o del número pi. Se distinguen las manos sosteniendo una cámara de fotos. Dicha cámara, de color negro y las tonalidades oscuras de parte de las manos, contrasta con los diferentes tonos de grises, tanto del espejo como de la pared donde se proyecta la persona protagonista de su propio autorretrato.
El fondo, en el lateral derecho de la obra está realizado mediante pinceladas largas creando un fundido de color en ocre. Mientras que los detalles del resto de la obra están realizados mediante manchas con pinceladas cortas y superposición de colores generando los volúmenes y reflejos del espejo.