Obra bidimensional de forma rectangular y en sentido horizontal, con el retrato alegórico de la figura del hidalgo Don Quijote de La Mancha, sobre su caballo y encuadrado en los famosos molinos de Castilla. La figura de Don Quijote emerge desde el plano inferior derecho hacia el centro de la composición en sentido diagonal y ascendente. La figura se presenta en tonalidades grisáceas y negras con pinceladas en dirección diagonal, en contraste a los molinos de viento, situados a cada lado de la composición, flanqueando a Don Quijote en el plano inferior izquierda e inferior derecha, respectivamente, y en profundidad con respecto de la composición principal. Dichos molinos se presentan en tonalidades beige y blanca, salvo en las aspas, que aparecen en tonalidades grisáceas y azuladas, en consonancia con la figura del hidalgo, que parece la sombra de éste atravesando los molinos de Castilla.
La pintura está realizada con una capa de color azul celeste dada como fondo, sobre esta se ha dado una capa de color gris con pinceladas difuminadas en diagonal que la cubre casi en su totalidad. La figura y los molinos están resueltos con pinceladas largas y paralelas, intercalando tonos oscuro y tonos medios, y dadas con el mismo tipo de pincel redondo.