Obra bidimensional de forma rectangular y sentido vertical, de un paisaje natural, típico de las islas, tomando protagonismo la tabaiba y el cardón, plantas habituales de parte del territorio canario. La obra se distribuye en una composición en sentido diagonal: Los cardones, situados en el plano medio central, se disponen en sentido diagonal hacia el plano superior, mientras que las tabaibas, lo hacen en el mismo sentido en el plano inferior. En el plano superior y al fondo, se erigen terrenos montañosos coronados por el cielo azul despejado con pocas nubes. El tono verdoso de los cardones destacan sobre los colores marrones, amarillos y beige de las tabaibas y el gris claro del terreno rocoso.
Se ha utilizado manchas alargadas, superpuestas y con el borde definido sobre el soporte seco para representar el cardonal-tabaibal. Las rocas del primer plano están resueltas con manchas de acuarela dadas sobre el soporte húmedo, de manera que queda el pigmento disperso. Destaca el contraste entre la intensidad de estos dos tipos de manchas. Por último el fondo está resuelto mediante lavados y aguadas aplicadas sobre el soporte seco.