La instalación capta la presencia de los espectadores por los cambios de luminosidad que estos producen o por las sombras que provocan y transforma sus gestos y movimientos en estos dos acordes musicales con todos sus armónicos. Todos los matices del gesto son transformados en sonidos con sus respectivos matices sonoros. La obra capta incluso los gestos rápidos y las pequeñas diferencias de color.
Los sonidos que la instalación genera según la luz captada son acústicos (no grabados) pues son producidos realmente por la vibración de la columna de aire en el interior de los tubos, como en un instrumento musical. La longitud de los tubos es la que determina su afinación y por ello existe una relación esencial entre su forma visual-tamaño y el sonido producido.
Estos sonidos acústicos tienen una riqueza en armónicos extraordinaria y una presencia real igual a la de un instrumento tocando en directo. Esto se pierde en gran parte al grabarlos y por eso el vídeo que acompaña este dossier no puede reproducir su gran atractivo sonoro. De todos modos el vídeo es útil para comprender el tipo de sonidos y la interactividad con el espectador.